El estatus cognitivo es la situación o el estado en que se encuentra la persona cognitivamente y se relaciona con los diferentes procesos mentales que realiza el cerebro para procesar la información. Además, en estos procesos se encuentran vinculados, la memoria, el lenguaje, el pensamiento, la percepción y la atención, entre otros.
Cambios en la cognición en el adulto mayor
En las personas mayores, los cambios cognoscitivos relacionados con la edad se observan inicialmente en una disminución en la rapidez y en la eficiencia del procesamiento mental, que se empiezan a evidenciar a partir de los cincuenta años.
Esta disminución cognoscitiva va de la mano con la reducción en la cantidad de información que puede procesar en un momento dado. Para ello es importante conocer el grado de cognición en el adulto mayor y para esto se utilizan técnicas como el tamizaje y las pruebas neuropsicológicas.
Tamizaje Vs. Pruebas Neuropsicológicas
La evaluación neuropsicológica debería incluirse en cualquier consulta clínica de pacientes de la tercera edad. Existen dos tipos de evaluaciones cognoscitivas. Una primera evaluación llamada de cribado o tamización (screening), que pretende determinar de manera general y rápida si el paciente presenta alteraciones anormales en la esfera mental y establecer si amerita una más extensa evaluación neuropsicológica.
Por otro lado, están las pruebas neuropsicológicas que incluyen evaluaciones específicas en diferentes dominios cognitivos, como son: atención, memoria, lenguaje, praxis, habilidades viso-perceptuales, habilidades construccionales y funciones ejecutivas, permitiendo especificar el perfil neuropsicológico característico.
Mientras que las pruebas de tamizaje gozan de sensibilidad respecto a los cambios cognoscitivos anormales de la senectud, las neuropsicológicas permiten, además, especificar el perfil neuropsicológico característico de un envejecimiento anormal y están encaminadas a lograr que las funciones residuales de un cerebro dañado compensen las funciones deficitarias o pérdidas. Estas deben proporcionar una descripción válida de los puntos fuertes y débiles del perfil cognitivo, con objeto de poder planificar un tratamiento especializado y ajustado a dicho perfil, sin olvidar la esfera afectiva y de personalidad. Esta evaluación debe ser comprehensiva, ya que representa o debe representar el punto de partida de la rehabilitación neuropsicológica.
Cabe resaltar que desde 1986 el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos de América propuso utilizar el diagnóstico de deterioro de memoria asociado con la edad basado en las diferencias que se observan en las normas de pruebas de memoria entre individuos seniles y adultos jóvenes.
Un alto porcentaje de la población mayor de 50 años manifiesta pérdida subjetiva de memoria con ausencia en muchos de ellos de una alteración objetiva de la misma. Además, los adultos mayores tienen menor capacidad que los jóvenes para almacenar nueva información y para recuperarla posteriormente.
Referencias
Benedet, M. (2002). Neuropsicologia cognitiva: aplicaciones a la clínica ya la investigación. Fundamento teórico y metodológico de la neuropsicologia cognitiva. Madrid: Imserso.
Rosselli, M., & Ardila, A. (2010). La detección temprana de las demencias desde la perspectiva neuropsicológica. clínica, 11, 12.
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